Comentario
Una vez ocupada y desmembrada Checoslovaquia, Mussolini se había visto impulsado a emular la política expansiva de su aliado alemán y decidió la ocupación de un territorio exterior cuya conquista no supusiese problema señalado alguno. El Reich, por su parte, no mostraba ningún interés en el ámbito mediterráneo, por lo que Italia contaba con una absoluta libertad de acción sobre el mismo.
Además, la elección de Albania suponía de hecho la vertiente política de una situación material ya existente, dado que el pequeño país se encontraba situado en un plano de absoluta dependencia con respecto a Italia.
Solamente faltaba, pues, la materialización de una conquista, que fue decidida para los primeros días de abril de 1939. Así, siguiendo la costumbre que ya Europa comenzaba a conocer como inicio de operaciones de similar carácter, el Gobierno italiano envió el día 6 de ese mes un inaceptable ultimátum al rey Zogú en el que exigía la plena disponibilidad del territorio albanés por parte italiana. Al día siguiente, Viernes Santo, un cuerpo expedicionario desembarcaba en varios puntos de la costa de aquel país y lo ocupaba en escaso tiempo sin apenas encontrar resistencia. El día 16, Mussolini proclamaba a Víctor Manuel III rey de Albania. Con ello, la Corona italiana añadía un nuevo título a los que ya poseía y que debía, como en el caso de Abisinia, a la agresiva política lanzada por el fascismo sobre países prácticamente indefensos.